Vivències
Sentiments, sensacions, pensaments, records, ... d'una ciutadana d'aquest món, d'una amant de la natura, ...
dimecres, 8 de maig del 2013
Tota
tres hermanos en una casa abandonada en un pequeño pueblo pesquero.
Me pasaba el día haciendo mis tres cosas preferidas, que era lo mismo que hacían mis tres
hermanos, que era comer, dormir, y jugar, pero lo que más me gustaba era descubrir junto
a mis hermanos nuevos lugares donde vivir nuevas experiencias, aunque eso a veces me
provocase algún que otro susto, como el día que los cuatro decidimos entrar en el jardín de
una casa en la cual nunca antes habíamos entrado.
Fue muy fácil entrar, no tuvimos que trepar por ninguna tapia ni subir por ningún árbol, como
había ocurrido otras veces. El lugar era bonito, había un gran jardín con césped y cuatro
grandes palmeras.
Al principio todo estaba tranquilo, así que nos dedicamos a jugar en aquel mullido césped. De
pronto oímos un ruido y vimos venir hacia nosotros un perro. El susto fue enorme y los cuatro
corrimos hacia el lugar por dónde habíamos entrado, que era una gran puerta con barrotes de
hierro. Una vez estuvimos al otro lado de la puerta, nos escondimos los cuatro bien juntitos
detrás de un arbusto, mirando hacia los barrotes y entonces pudimos ver bien al perro que nos
había asustado. No era un perro grande, era de color rubio con el pelo rizado y muy chillón,
que no paraba de ladrar con unos ladridos que nos asustaban.
Y fue entonces cuando nos dimos cuenta de que el perro no podía atravesar los barrotes de
la puerta, fue entonces cuando uno de mis hermanos salió de detrás del arbusto y se encaró
con el perro, los demás seguimos escondidos hasta que nos dimos cuenta de que el chucho no
podía atravesar los barrotes por mucho que lo intentase, y fue entonces cuando la diversión
empezó de verdad. Mientras dos de nosotros nos escondíamos, los otros dos corrían hacia la
puerta haciendo que el perro ladrara y diera saltos intentando saltar la puerta sin lograrlo.
Así estuvimos un buen rato hasta que salió la que debía se la dueña de la casa diciendo “Duc,
ven” y le hizo entrar dentro de la casa, y se terminó la diversión.
Tiempo después, cuando mis hermanos ya andábamos cada uno por su lado, volví a aquel
jardín pero a pesar de que estuve un buen rato dando vueltas por todo el jardín no volví a ver
aquel perro con el cual nos habíamos divertido mis hermanos y yo. Pero volví una y otra vez,
me gustaba aquel lugar, se estaba bien. Al poco tiempo empecé a tumbarme al sol, junto a la
mujer que vivía en aquella casa. Un día la mujer me dio comida y yo me dejé acariciar así que
a partir de aquel día seguí yendo todos los días. Me gustaba tumbarme al sol junto a la mujer
y que me acariciara así que, en cuanto la veía sentarse al sol, yo me tumbaba a su lado panza
arriba para que me acariciara la barriga, al final nos hicimos buenas amigas.
Luego conocí a un gato rubio muy guapo y tuve tres preciosos gatitos en aquel bonito jardín
y la mujer me dio una vez más de comer mientras yo amamantaba tranquilamente a mis tres
cachorros.
Y supongo que la historia volverá a empezar de nuevo quien sabe si en aquella misma casa.
dimecres, 7 de desembre del 2011
Antiguos remedios para dolencias comunes
Grandes fueron los beneficiados en tienpos pasados de las virtudes de las plantas medicinales para los seres humanos e incluso para los animales, que tamvién se veneficiaron de sus propiedades. y aun que los tiempos an canviado y la medicina moderna a desmostrado su ecicacia en multitud de ocasiones.
La medicina natural es sin duda una buena aliada para mejorar nuestra salud.
Muchos son los beneficios de las plantas medicinales algunas de ellas son conocidas, desde hace siglos en algunos paises.
Pero muchas otras solo se enpezaron a conoceren nuestro pais desde hacerelativamente muí poco tienpo. Si lo comparamos con el tienpo que se llevan utilizando en otros continentes.
Es por ello que es necesaria la divulgacion y los conocimientos de sus beneficios para la salud.
Equinácea
Originaria de praderas del centro de Estados Unidos, utilizada por los indios sioux y otros desde hace siglos.
A medida que los colonos iban extendiéndose hacia el oeste fueron conociendo de las múltiples aplicaciones de la equinácea hasta que, a finales del siglo XIX, fue incluida como planta medicinal dentro de la farmacopea occidental, periodo cuando alcanzó un gran prestigio principalmente como remedio para curar la sífilis o la gonorrea. Con la aparición de los antibiotióticos, perdió bastante su uso hasta que este volvió a recuperarse en el último cuarto del siglo XX.
Propiedades medicinales
La principal virtud de la equinácea radica en sus propiedades antimicrobianas en contra de bacterias, hongos y virus que la configuran como un autentica alternativa a los antibióticos químicos. Esta planta se considera uno de los mejores antibióticos naturales. La razón de esta propiedad se debe a su capacidad para estimular el sistema inmunitario, produciendo más glóbulos blancos. La equinacina, el ácido cafeico y el ácido chicórico son los componentes que producen esta estimulación. Igualmente se ha comprobado su poder para estimular la producción de interferón, una proteína que el propio organismo produce para neutralizar los virus.
Aunque puede tomarse en forma de planta seca, lo ideal es utilizar suplementos normalizados de equinácea que permiten una utilización más práctica y con una mayor seguridad. Puede encontrarse en forma de comprimidos, cápsulas, tintura entre otros.
Usos y dosis recomendadas
Las propiedades antivirales y antimicrobianas de la equinácea pueden aprovecharse para el tratamiento de enfermedades del aparato respiratorio. Puede tomarse también antes de la aparición de estas enfermedades, como un remedio preventivo especialmente por parte de las personas que tienen más probabilidades de infección (niños en edad escolar, personas mayores, personas con el sistema defensivo debilitado, o personas que están en contacto con enfermos)..
El uso de complementos de equinácea favorece la curación de problemas de la garganta (faringitis, anginas, etc.) , reduciendo el pus, eliminado los microorganismo y aliviando la sensación de ardor o picor.( 1000 mg al día de suplemento de equinácea repartidos en 5 tomas diarias)
Se ha comprobado como los herpes se aprovechan de un organismo con pocas defensas para rebrotar. El uso de la equinácea puede fortalecer las defensas y retrasar la aparición de los brotes de herpes labial, de herpes genital o de herpes zoster. Tomada en forma de suplementos junto con el sello de oro (Hydrastis canadensis) ayudará a aumentar las defensas, curar las heridas y protegerlas de la infección.
Su capacidad de antibiótico natural puede ser utilizado como solución o complemento a los antibióticos convencionales en el tratamiento de las infecciones microbianas vaginales o aquellas que están. Existen algunos estudios clínicos que demuestran que la Echinacea puede aumentar la efectividad de las cremas antimicóticas estándares en el tratamiento de las infecciones recurrentes vaginales por levaduras, particularmente por Cándida albicans.
El poder antibiótico de la equinácea resulta adecuado para el tratamiento de los orzuelos, que se producen generalmente cuando una bacteria penetra en el folículo piloso de una pestaña.
dimecres, 17 d’agost del 2011
En Ge i en Xe
Eren totalment diferents, tan físicament com de caràcter.
En Ge era tranquil, gens atrevit, molt serio, molt responsable i una mica insegur.
En Xe era tot el contrari. Era molt nerviós, molt mogut, i de vegades massa atrevit. Li agradava tot allò que ell pogués pensar que podia ser una aventura i no pensava amb les conseqüències que, pel fet de ser una criatura, podien afectar la seva seguretat.
Pel fet d’haver nascut en poc més d’un any de diferència, cap dels dos podia recordar des de quant es coneixien, ja que els records eren per tots dos els mateixos.
Des de molt petits, tots dos varen demostrar molt clarament les diferències dels seus caràcters. Am en Ge li agradaven els jocs tranquils però, sobretot, el que més li agradava era jugar sol i que ningú li toqués les seves coses. Això molt poques vegades era possible, sobretot quan el seu germà Xe estava a prop seu, cosa que feia que molt sovint acabessin barallant-se com gat i gos.
Una de les coses que sempre varen deixar molt clara en tot moment tots dos va ser la seva gran imaginació.
Com una vegada en que en Xe estava jugant a retallar papers i, sense que sa mare se n’adonés, va tallar els tirants dels pantalons del seu germà i, quan la seva mare li va demanar explicacions de per què els havia tallat, ell amb una seguretat impressionant li digué “no he sigut jo, mare, ha sigut el periquito que ha sortit de la gàbia, ha agafat les estisores i ha tallat els tirants dels pantalons”. La resposta va deixar a la seva mare tan sorpresa, que no va poder dir res ja que va haver de girar-se d’esquena perquè en Xe no la veiés riure.
Però en Ge no es quedava gens enrere amb aquestes coses i ho va deixar molt clar una vegada en que la seva mare li va posar mongetes per menjar. He de dir que a en Ge no li agradaven gens les mongetes. Però, com que ell segurament ja n’estava fart de dir-li a la seva mare que no volia mongetes i que a pesar de les seves queixes la seva mare seguís posant-li mongetes per menjar, un dia després d’haver-ne menjat dues cullerades li digué a sa mare que tenia molt mal de panxa i que es trobava malament. La seva mare, com ell ja s’havia imaginat, li va dir que no en mengés més, que li faria una mica d’arròs bullit i segur que ja se li passaria. Des d’aleshores, cada vegada que hi havia mongetes per dinar, ell deia que no en volia perquè les mongetes li feien agafar la grip.
Els anys varen anar passant i, com era de preveure, les diferències entre els dos germans varen seguir, sense gaires canvis en el seu caràcter.
En Ge va seguir amb el seu posat seriós i segueix agradant-li estar tranquil i que ningú es fiqui amb les seves coses i guardant-se per si mateix les seves penes i alegries.
En Xe és un intrèpid aventurer, segueix agradant-li tot allò que comporti risc, i no crec que tingui por de res. I, com sempre, segueix tenint molta imaginació.
Però amb una cosa sí que són iguals tots dos: són persones molt independents.
dimarts, 9 d’agost del 2011
Condimentos, especias y hierbas aromáticas (I)
Historia y uso de las hierbas aromáticas
dimarts, 2 d’agost del 2011
Historia y uso de las especias
Las especias provienen de las cortezas, frutos, semillas, estigmas florales, rizomas, tallos o raíces de plantas.
Las especias se pueden catalogar en diferentes grupos. Están las especias cálidas, las cítricas, las anisadas. Cabe hacer una pequeña anotación para las especias cítricas y las anisadas: aunque se comercializan secas, sus propiedades son muy superiores cuando se utilizan frescas.
Apertura de nuevas rutas en la Edad Moderna
Debido a la llegada de Lisboa como proveedor de especias, alrededor de 1506 Lisboa quedó establecida como la capital en Europa del comercio internacional de especias.
El hecho más importante acontecido en la búsqueda de nuevas rutas, fue sin duda el descubrimiento de América. El 12 de octubre de 1492 se avisó tierra, llegando a la isla llamada Guanahaní por los indígenas, siendo bautizada como San Salvador. Este descubrimiento trajo consigo un monopolio del comercio atlántico por parte de España. Además introdujo varias especias de origen americano, la más popular fue la pimienta de Jamaica o pimienta inglesa de la que en 1519 se consumían, en Europa, cantidades ingentes. Con la conquista de México por parte de Hernán Cortes, se logró otra de las grandes especias, la vainilla. Las especias fueron uno de los principales productos de comercio con el Nuevo Mundo.
dijous, 13 de gener del 2011
La sirena y el niño
Las sirenas tenían una voz de inmensa dulzura y prodigaban sus cantos cada vez que se acercaba un barco por lo que los marineros, encantados por su voz, se arrojaban al mar para oírlas mejor, por lo que acababan muriendo ahogados.
Pero si un hombre era capaz de oírlas sin sentirse atraído por su voz, la sirena debía morir.
Eso fue lo que contó después de una de sus innumerables aventuras el héroe Odiseo, más conocido como ULISES.
Al principio a su madre le preocupaba mucho que Ángel se pasase tanto tiempo en las rocas observando las olas. Algunas veces le había oído hablar solo, como si estuviese hablando con alguien que estuviese dentro del agua. Y, cuando su madre le preguntaba con quien hablaba, él siempre le respondía lo mismo: “Estoy hablando con mi amiga Cimodaré mamá”. A su madre esa respuesta le empezaba a preocupar mucho.
Así que un día la madre de Ángel decidió hablar de ello con su esposo. El padre del niño le dijo a su mujer que no se preocupara, que a muchos niños les gustaba inventarse amigos imaginarios, que cuando se hiciera mayor seguro que se le pasaría y su amiga imaginaria se esfumaría de su mente.
Sin querer, aquella conversación entre su madre y su padre fue escuchada por Ángel que, desde luego, no compartió en absoluto la opinión de sus padres ya que sabía que Cimodaré no era ninguna amiga imaginaria. Pero, desde aquel día, procuró que ni sus padres ni nadie le viera hablando con su amiga.
Y si alguna vez su madre le preguntaba si seguía hablando con su amiga Cimodaré, él le respondía como si no supiera de lo que le estaba hablando: “No sé de qué me hablas, mamá”.
El tiempo iba pasando y la amistad con su amiga Cimodaré iba en aumento.
Un día en que estaba hablando con ella desde unas rocas cercanas al mar, Ángel preguntó a su amiga : “¿Por qué nunca sales del agua cuando hablamos?”
“Porque nosotras tenemos prohibido hablar con los seres humanos y mucho más que nos vean con ellos” dijo Cimodaré a su amigo Ángel.
“Pues nosotros hace ya mucho tiempo que hablamos” le respondió.
“Sí, y espero que no me pillen porque de ser así lo voy a pasar mal” le respondió Cimodaré.
“Vamos, nosotros somos amigos. No hacemos nada malo, sólo hablamos. Aunque yo también tengo que tener cuidado para hablar contigo” dijo Ángel a su amiga.
“¿Por qué?” Le preguntó .
“Porque, si me ven hablando sin ver nadie a mi alrededor, se piensan que estoy hablando solo y dicen que los que hablan solos están locos. Así que cuando hablo contigo tengo que tener mucho cuidado de que no me vea nadie. Y tú ¿por qué no puedes hablar conmigo y por qué nunca puedo verte cuando hablamos?”
“Después de tanto tiempo hablando con migo, supongo que ya te habrás hecho una idea de quien soy, ¿o no?” le pregunto
“Bueno, verás, no estoy del todo seguro, pero yo creo que debes ser un duende o un ser extraterrestre. Pero a mí no me importa el aspecto que puedas tener, yo me lo paso muy bien hablando contigo” dijo Ángel.
“La verdad, Ángel, me entran ganas de reír al oírte hablar de que yo puedo ser un extraterrestre, ¡ji, ji, ji!” se rió Cimodaré. “Había oído decir que los niños humanos teníais mucha imaginación pero lo de extraterrestre ha superado mis perspectivas de tu imaginación”.
“Vamos, no te rías tanto y dime quién o qué eres o, mejor aún, sal del agua y déjame verte ya de una vez” dijo Ángel.
“Ya te he dicho que no puedo salir del agua cuando haya alguien que pueda verme.”
“¡Bien, pues dime quién eres por lo menos!” dijo Ángel.
“¿Tú nunca has oído hablar de las sirenas?”
“Pues claro que sí. Dicen que son seres mitológicos que viven en el mar. ¡Eres tú una sirena!” le dijo Ángel un poco incrédulo.
“Sí, lo soy” respondió Cimodaré.
“¡Dicen que sois muy bellas! Por favor, déjame que te vea…”
“Ya te he dicho que tenemos prohibido salir del agua si hay alguien que pueda vernos” dijo con voz decidida.
“Bueno, si tu no sales, entraré yo” dijo Ángel. Y, sin darle tiempo a Cimodaré a reaccionar, se echó al agua.
La sirena, al ver que su amigo se había echado de golpe al agua, se apartó deprisa de su lado nadando hacia el interior.
Ángel, al ver que su amiga se alejaba, empezó a nadar muy deprisa para poder alcanzarla. Pero de pronto empezó a hundirse y agitar sus brazos y hacer ruidos con su garganta.
Cimodaré se volvió y, al ver a su amigo que se estaba ahogando, nadó a toda velocidad hacia su amigo, le cogió en sus brazos y le sacó hacia la superficie del agua. Una vez en la superficie, miró a su alrededor y vio, no muy lejos del lugar donde estaban, unas rocas en medio del mar. Sin pensarlo dos veces, llevó a su amigo hacia las rocas. Una vez allí, le puso boca abajo y le golpeó la espalda hasta que Ángel empezó a toser y a echar agua por la boca. Poco a poco se fue recuperando.
Al recuperarse, Ángel miró a su amiga diciéndole al mismo tiempo que le sonreía: “Me has salvado de morir ahogado y estamos juntos y podemos hablar viéndonos el uno al otro. ¡Esto es muy guay!”
“Sí, pero tengo mucho miedo de que se enteren y me encierren en la cueva durante mucho tiempo” dijo Cimodaré.
A lo que Ángel respondió: “No pueden castigarte, me has salvado, no creo que te vayan a castigar por eso.”
“No lo sé” respondió “pero será mejor que me marche.”
“Bueno. Pero, antes de marcharte, dime ¿por qué te llamas Cimodaré? A my me parece un nombre un poco raro, ¿no crees?”
“Entre las sirenas no es ningún nombre raro como tú dices. Cimodaré es el nombre de la diosa de la calma y es un todo un honor para cualquier sirena llevar su nombre. Bueno, debo marcharme ya.”
“¡Espera! Mañana nos volveremos a ver, ¿verdad?” dijo Ángel a su amiga.
“¡No lo sé!” dijo Cimodaré.